Jordania, tierra de rojas arenas e históricas ciudades.
Os dejo por aquí algunos disparos de mi paso por el país. En primer lugar, tal vez el rincón más maravilloso de Jordania; es majestuoso desierto del Wadi Rum.
Cae la noche en el Wadi Rum |
Primeras luces |
Amanece en el corazón del Wadi Rum |
Maravilloso desierto de arenas rojas y gigantes calizos que se elevan majestuosos hasta donde se pierde la vista.
Extrañas formaciones horadadas por el agua y la erosión eolica |
Horizontes de colores y texturas |
Mamuts petrificados |
La vida, abriéndose paso en cualquier lugar |
Cae la tarde y el Wadi Rum se inunda de tonos anaranjados.
Se acerca el ocaso |
Vuelve la noche. Es hora de partir.
Siguiente parada, Petra, la ciudad de piedra nabatea. Poco se puede de ella, más que mostrar sus imágenes.
Cañón de acceso al complejo de Petra |
Sintiéndote como un explorador, como aquella película que viste de joven, nos vamos acercando a la salida del cañón para contemplar el impresionante Templo del Tesoro.
A las puertas del Templo del Tesoro |
Seguimos nuestro camino recorriendo las colinas de Petra, sus rincones y lugares.
Vista de la parte central de la ciudad |
El Deir |
Volvemos hacia el cañón; cae la tarde.
No podíamos abandonar el país sin contemplar las aguas del Mar Muerto, punto más bajo de las tierras emergidas (- 416,5 m), con una salinidad promedio del 35 por mil; unas ocho veces más salada que los océanos.
Orillas turquesas del Mar Muerto |
Sal precipitando en cada orilla |
Frente a nosotros, las costas de Palestina |
Cañones descendiendo al Mar Muerto.
Y de vuelta en Amman, la ciudad gris...
Sin duda, un bello país que recorrer. Viajes realizados en octubre del año 2011 y junio de 2013.
Miguel Navarrete
Beirut, abril de 2013