Tras haber escalado un año antes el mítico Mont Blanc (4.810 m), lo que yo creía, sería el techo de mi alpinismo personal, pensé que tal vez podría dar el paso al siguiente nivel; los cercanos cinco mil metros.
En compañía de dos grandes alpinistas y
amigos, Jesús (descansa en paz, compañero) y Memé, marché a los Cáucasos a
intentar escalar su cima más alta y techo de Europa; el Monte Elbrus, de 5.642
m. Desde la pequeña aldea de Terskol sitauda en el valle de Azau, a los
pies del Elbrus, e inmersa en la convulsa región de Kabardino-Balkarian,
sitiada por militares en todos los valles frontera con Osetia del Norte
(Georgia), emprendimos nuestra expedición al enorme volcán de cimas gemelas.
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Vistas desde Terskol |
Emplearíamos un par de días aclimatando por los valles cercanos, a la vez que maravillándonos con los magníficos valles y paisajes de esta bonita región.
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Espectaculares valles de los Cáucasos |
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Días de aclimatación |
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Días de aclimatación |
Pero pronto llegaría la hora de la verdad, y decididos, subimos al campo base Barrels (3.700 m) desde el que lanzaríamos el ataque definitivo.
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Habitáculos del campo base Barrels (3.700 m) |
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Días de aclimatación. Vistas desde el campo base. |
Previo al ataque de cumbre, subimos hasta el campo de altura Priut 11, a 4.100 m, para mejorar nuestra aclimatación
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Letrinas del campo Priut 11 |
Y llegó la hora. Entrada la madrugada, con la luz de la luna iluminando de blanco la gigantesca mole del Elbrus comenzamos la escalada, tranquilos y con determinación. Llegando a la enorme travesía que se recorre camino del collado entre las dos cumbre, nos sorprendió el amanecer para acariciarnos con una brisa helada y mostrarnos, por primera vez, la grandiosidad de esta cordillera. Para mí, que tan sólo había visto nuestras cadenas montañosas en España y un año antes los Alpes, fuero momentos inolvidables.
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Amanecer del día de cumbre |
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Amanecer del día de cumbre. Sobra del Elbrus proyectada en el cielo. |
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Los Cáucasos... |
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Parada en la gran travesía bajo el Elbrus Oriental |
Ya en el collado que separa ambas cumbre gemelas, hicimos un último descanso antes de atacar definitivamente la cumbre. Las nubes comenzaban a aparecer, como todas las tardes.
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El mítico pico Ushba (4.710 m) |
Y paso a paso, alcanzamos los 5.642 m de Elbrus, en un día de tiempo perfecto. Estar allí es como sentirse en un vasto olimpo blanco desde el que divisar todos los Cáucasos surgiendo por encima del mar de nubes que a esas horas ya lo cubría todo.
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Cima del Elbrus (5.642 m) |
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Cima del Elbrus (5.642 m) |
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Elbrus Oriental (5.621 m). Al fondo, los demás cincomiles de los Cáucasos |
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Cima del Elbrus (5.642 m) |
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Mirando desde la cumbre hacia el suroeste |
Tras un rápido descenso sin
contratiempos, llegamos al campo base Barrels y bajamos hasta Terskol a la
mañana siguiente. Como nos habían sobrado días reservados para mal tiempo, y
debido a una repentina lesión sufrida por Memé durante aquellos trekings,
decidí hacer un intento en solitario a la cima gemela del Elbrus, mucho menos
visitada y en mi opinión, más virgen y bonita. La cumbre oriental del Elbrus,
de 5.621 m. Tras subir a Barrels y ascender ese mismo día hasta Priut 11 (4.100
m), donde pasaría la noche, muy temprano de madrugada inicié el ascenso por la
vía normal del Elbrus.
Una vez remontada la travesía y antes
de llegar al collado, me desvié de la ruta normal del Elbrus y comencé a abrir
huella en una enorme pala de la cara suroeste del Elbrus Oriental. La nieve
oscilaba entre profunda, en la que costaba mucho avanzar, o dura como la roca y
en algunos tramos hielo. A medida que ascendía fui acercándome hacia una zona
de rocas por la que trazaría mi ataque, para intentar evitar en todo lo posible
las grietas. Asimismo, había llegado a la zona muy temprano por lo que, junto
con la cantidad de nieve que había en el Elbrus a esas alturas de la temporada,
todos los puentes de nieve deberían resistir.
Al atacar esta cumbre por su
vertiente suroeste, toda la vía de ascenso se realiza a la sombra, y ya llevaba
escalando bajo el viento helado del Elbrus desde las 2:15 a.m. Llevaba los pies
y las manos congeladas, a pesar de las buenas botas y manoplas que usé. Era
desesperante no llegar nunca a la zona iluminada que ni siquiera adivinaba al
levantar la vista en aquella enorme pala de hielo y rocas. Fue una alegría
enorme cuando al fin vi la luz del sol en una pequeña repisa de nieve. Allí me
senté a descansar, destrozado por el frío, y comencé a mover los dedos de los
pies que apenas sentía. Me saqué igualmente las manoplas y con mis guantes
finos comencé a frotar con fuerza los dedos de las manos. Esta montaña estaba
siendo mucho más dura y fría que el Elbrus…
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Escalando en solitario las duras pendientes vírgenes del Elbrus Oriental (5.621 m) |
El cansancio de haber escalado la
cumbre principal del Elbrus días antes se hacía notar, pero ya había
llegado a la zona iluminada. Fue una sensación estupenda que renovó mis
fuerzas, a medida que mis pies y manos iban recuperando temperatura. No podía
parar de sonreír… Desde mi posición aún no podía ver la cima al estar escalando
por una pala con tanta pendiente, pero al mirar hacia los demás cincomiles, que
ya quedaban bajo mi posición, supe que no faltaba mucho. Y así fue. De repente surgió
unos metros por encima de mí la estructura metálica que culmina la cima esta
bonita montaña… Eran las 8:15 a.m. cuando llegué, tras 6 horas de duro y frío
ascenso. Y qué sensación estar solo en la cima del Elbrus Oriental (5.621 m), y
haberlo escalado en solitario. Estar solo en una montaña que no suele ser
escalada por mucha gente. Una montaña plagada de grietas y sin huella abierta
previamente. Y para mejorar aún más la situación, parecía como si los elementos
se hubieran calmado en la cumbre, dejando un día espléndido sin ninguna nube y
nada de viento… Una auténtica maravilla…
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Cima del Elbrus Oriental (5.621 m), en solitario |
Desde esta cumbre se divisa perfectamente toda la cadena de los Cáucasos que desde la cumbre principal queda parcialmente tapada.
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Cima del Elbrus Oriental (5.621 m). Magnífica cumbre para disfrutarla en solitario |
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Cáucasos desde el Elbrus Oriental (5.621 m) |
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Los otros cuatro cincomiles desde el Elbrus Oriental |
Tras disfrutar durante largo rato de aquella cumbre, comencé un descenso comprometido entre placas de hielo y zonas de roca hasta alcanzar, no sin algún contratiempo, la enorme travesía que conduce finalmente hacia la gigantesca canal camino del campo Barrels.
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De vuelta al campo base por la enorme travesía |
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Tiendas en las proximidades del campo Priut 11 |
Ya sólo quedaba encontrarme con mis compañeros en Azau, para descender juntos hasta Terskol y comenzar nuestro camino de vuelta a casa.
Expedición realizada en verano de 2009.
Podéis ver el reportaje completo en el siguiente link:
Miguel Navarrete
Beirut, marzo de 2013
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