Reino de las montañas Altai

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sábado, 6 de diciembre de 2014

Moçambique I. Tomando contacto con la vida africana


Primera actualización del blog a mi paso por tierras africanas; Mozambique.


Tras tres años de trabajo en Líbano y un parón de algunos meses en España, marché a Mozambique a continuar mi labor en desarrollo internacional. Destino, la pequeña localidad de Chókwè, en la provincia de Gaza.

Primeros días conociendo la capital, Maputo, y las nuevas personas que ahora me ayudarán a hacer habitable este nuevo país. Cae la noche sobre la ciudad.



Paseando por la zona de Baixa




Edificio colonial del ayuntamiento.


Comienza la época de lluvias; la furia de los cielos de África cayendo a plomo sobre Maputo.


Fin de semana en la Reserva Especial de Maputo.



La fuerza del Índico.



"(...) Hacia el oeste, el sol se ponía sobre las vastas extensiones de la Reserva Especial de Maputo, en un espectáculo sobrecogedor visto desde lo alto de la pequeña colina sobre la que lo contemplaban. Al girarse hacia el este, hacia el bravo océano Índico, ballenas jorobadas saltaban fuera del agua, creando enormes nubes de espuma blanca al caer de nuevo al mar. A lo lejos se escuchaba el barrito de un elefante adulto solitario, seguramente el mismo que vieron mientras se aproximaban a la playa. Al mismo tiempo, la luna y las estrellas iban llenando un cielo puro y nítido en el que contemplar distintas constelaciones; en el que no poder guiarse por la Estrella Polar, y tener que buscar, en cambio, la Cruz del Sur".


Kilómetros y kilómetros de costas y playas vírgenes donde no encontrar más que naturaleza.


De vuelta, por las calles de Catembe, esperando para coger la barcaza que cruce la bahía de Maputo, de vuelta a la ciudad.


Skyline de Maputo en la noche, al otro lado de la bahía.



Ya en la región de Chókwè y Massingir, comenzaría el trabajo en algunas comunidades rurales de la zona. Sesiones de Diagnóstico Rural Participativo para redacción de planes de uso de la tierra.





Los cielos de África se preparan para descargar su furia mientras nosotros conducimos a toda velocidad por caminos de tierra intentando alcanzar cuanto antes la carretera, evitando quedarnos atrapados.



Cae la noche sobre Massingir...


La vida en las comunidades...






Sesiones de delimitación de las comunidades. Como se observa, muchos vienen preparados para la discusión de lindes...


 Y continuamos el trabajo, a través del mato.


A través de masas de mopane en las que, a veces, el bosque te deja observar uno de sus más preciados tesoros; baobabs... Sin duda, árboles venerables.




Y finalmente, tras dos meses de espera, conseguí mi pequeña casita en Chókwè, mi próximo destino para estos años. No sé cuántos pasaré aquí, pero no me marcharé sin haberle dado una oportunidad.

Calles de Chókwè, cerca del centro. Se observa por el asfalto en la calzada. Los que no tenemos la suerte de vivir allí, lidiamos con el barro cada vez que las lluvias nos dejan aislados en nuestras casas.




Mercado principal de Chókwè.



Noches extrañas de cervezas por las barracas...


Y finalmente, mi pequeña casa, lejos del centro. Calles del barrio; calles del barro...



Con mi pequeña casa de techo de chapa bajo el que morir abrasado por el calor, mi bici para moverme por la zona e ir al trabajo y mis huaraches para salir a correr, ya puede dar comienzo mi vida africana (las fotos dentro de la casa y por los alrededores del barrio me las ahorro para no robarle la magia al momento).


Cae la noche sobre Chókwè, al tiempo que los cielos de Gaza se cubren de estrellas.



Es ya diciembre de este 2014 de cambios. Lo inicié en Líbano, pasé su ecuador en España y lo termino en Mozambique. Las siguientes entradas mostrarán lo que depara el nuevo año.


Miguel Navarrete
Diciembre de 2014