Reino de las montañas Altai

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miércoles, 25 de abril de 2018

Unos días por Bosnia i Herzegovina: Sarajevo y Mostar.


Muy breve estancia por este precioso país balcánico, pero este año andamos guardando días de vacaciones para lo que presumiblemente entrará en la siguiente entrada de este blog. 

Aún así, tres días nos dieron para conocer parte de su belleza, gastronomía y paisajes. Dejo por aquí algunos de los disparos realizados:

Empezamos nuestro derrotero hidratando y recuperando fuerzas convenientemente, con unas buenas Sarajevsko y uno de sus platos estrella; el Ćevapčići. 




Tras esto, comenzamos a recorrer el pequeño barrio turco de Baščaršija.






Mezquita de Gazi Husrev-beg, Baščaršija.






Rincones del centro de Sarajevo.




Recorriendo la ciudad por muchos de sus barrios y colinas.




Puente Šeherćehaja.




Šehidsko mezarje Kovači, uno de tantos cementerios que pueblan la ciudad. 





Seguimos ascendiendo por calles empinadas hasta llegar a Žuta tabija, donde poder disfrutar de unas buenas vistas de la ciudad.











Tras el ocaso, bajamos de nuevo al centro, a recorrer más rincones y vivir la noche de Sarajevo...






Al día siguiente ponemos rumbo a Mostar a través de paisajes alucinantes que, debido al movimiento del viaje, no me permitieron captar en toda su esencia. Aún así, el mero viaje entre ambas ciudades ya merece la pena.






Llegamos a Mostar en un día espléndido que dedicamos a recorrer cada una de sus calles y plazas. Al fondo, el emblemático Stari most, el Puente de Mostar.






Seguimos deambulando por sus callejuelas...




Encontrando a veces heridas de guerra.





Hasta llegar a la Plaza de España y situarnos frente al Gimnazija. Desde aquí nuestro mejor recuerdo para Fernando Mazarro, quien coordinó la reconstrucción del edificio en tiempo difíciles. 




De vuelta al pequeño barrio turco, vemos escurrirse las últimas luces mientras buscamos un sitio para descansar y comer algo.





Cae la noche en Mostar.






De vuelta en Sarajevo, bajamos hacia el centro desde una de sus tantas colinas, dispuestos a quemar nuestro último día aquí.




Y ya que hablamos de quemar, un poco de vino de la casa y gastronomía local ayudarán...





La luz del ocaso va cayendo de nuevo sobre las colinas, desde donde en tiempo de asedio caían las balas.




Tranvías de Sarajevo.




Y recorremos sus callejas por última vez antes de volver a casa al día siguiente.







Una última mirada al puente de la Latina, donde la demencia humana engendró la Primera Guerra Mundial.





Poco más de momento. Espero que os haya gustado.
Viaje realizado en abril de 2018.


Miguel Navarrete
25 de abril, año 2018

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